Estrés y cómo gestionarlo de verdad

Del estrés podría dar un máster, no por la cantidad de libros y artículos que he leído, sino por experiencia propia, sobre todo proveniente del entorno y aunque no me daba cuenta, por cómo me lo tomaba por mi sentido de la responsabilidad.

Como he mencionado antes, tras escribir el artículo, me he dado cuenta que mi vida me ha llevado a este momento, me ha hecho ver soy un experto de la gestión del estrés.

He sido director general de 3 empresas durante 14 años y la última era mía. En las dos que he trabajado por cuenta ajena, como todo director general, tenía muchos frentes, un gran equipo al que llevar y por sentido de la responsabilidad y porque soy muy resolutivo, me llegaban más cosas de las que deberían. También he sido director comercial durante 5 años.

Pero ese estrés de una dirección general, que me causó el divorcio con mi exmujer, la madre de mis hijos, no tuvo nada que ver con el estrés que viví con mi propia empresa (Evolufarma) que estuvo en activo durante 9 años. El estrés y la ansiedad que me producía la empresa fue desquiciante en los últimos 3-4 años de vida de la misma.

Con mi empresa, como ocurre con todos los tipos de startups, tuve problemas de todos los tipos y colores, todos muy graves. No me importaba perder los 250.000€ que invertí en ella, pero tenía una losa emocional por el gran dinero invirtió mi familia y los 550.000€ invertidos por inversores profesionales. Por responsabilidad a los inversores y a los empleados, me sentía que no podía dejar caer esa empresa, ahora veo fue un error, pues pagué gravemente las consecuencias de un estrés y ansiedad prolongados con mi salud.

La empresa estuvo a punto de la suspensión de pagos (quiebra) durante los últimos 4 años de vida. Cuando llegaba abril, sabía que en Julio ya no podría pagar salarios de las 22 personas que llegamos a ser. Me volvía loco para buscar soluciones entre abril y junio para no dejar de pagar a los empleados, sin encontrar ninguna solución. Durante 3 años, hice malabares y en el último momento ocurría algo que permitía salvar los meses de verano (meses con pocos ingresos), aunque se plantease el siguiente año difícil, pero razonablemente manejable.

En los dos últimos años tuve además problemas con mis socios que afectaban a la tecnología de Evolufarma y a las ventas y terminé echándoles a pesar del coste emocional de desprenderse de dos grandes amigos y perder su amistad.

El último año parecía nuestros problemas iban a terminar al llegar a una acuerdo con una empresa que llamaremos “Tiburón”. La una empresa “Tiburón”, se las arregló para que dependiéramos financieramente de ella, tuviéramos un equipo más grande de lo que podíamos permitirnos, pero como llegamos a un buen acuerdo y había una opción de compra en un año tenía muy buena pinta.

Un día .a empresa “Tiburón” de pagar bajo excusas cada vez distintas y prometían que cuando se resolvieran pagarían. Resolvíamos y luego venían con otra historia. Así pasaron más de 5 meses, y nuestra liquidez se terminó obligándome a cerrar una empresa muy prometedora. Otro aprendizaje que saqué de esta etapa de mi vida es que debería haber cortado el servicio el día uno de impago, pero no lo hice porque en el contrato había una opción de compra por mucho dinero de la empresa y porque era la única opción veía para que la empresa fuera financieramente viable.

Al tener que cerrar la empresa y venderle por dos duros a la empresa “Tiburón” el software desarrollado durante 9 años, mi cabeza explotó, como me podría haber dado un infarto.

Tuve una crisis nerviosa que me llevó al hospital 15 días con ansiolíticos y otros medicamentos ya no recuerdo.

Pero eso no fue lo grave, lo grave fue que los 4 años de estrés y ansiedad que pasé, pasaron factura y alteraron la química de mi cerebro produciéndome una depresión grave que duró 3 años. No es una depresión exógena como conoce todo el mundo, que es la que tratan los psicólogos, que se produce porque la mente no integra bien algo, sino una depresión física, producida por una alteración de la química cerebral, es como si me hubiese roto una pierna (se me estropeó el cerebro, no la mente) o como si fuese drogado con una droga produce depresión.

Pero como siempre hago de las crisis, salí fortalecido y con gran aprendizaje, como cuento en mi libro “Resiliencia”:  https://www.luisarimany.com/libro-la-resiliencia/ .

Ahora veo las cosas con perspectiva y veo que por un lado mi problema estaba en mi demasiada responsabilidad hacia la empresa y sus stakeholders, demasiada involucración producida por eso y sobre todo por un apego excesivo por sacar la empresa adelante que hacía que cualquier problema de la empresa me lo tomase a nivel personal.

También escribiendo este artículo veo que la vida me ha preparado para ayudar a los demás a superar el estrés y la ansiedad.