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Padres y Adolescentes: El Ikigai

Recordemos el primer objetivo de la adolescencia para los padres: tener al final de la misma un adulto independiente, con cabeza, con criterio y preparado para la vida adulta (donde incluíamos las notas).

Ahora bien, este objetivo habría que matizarlo, pues qué significa preparado para la vida adulta. Todos pensamos que pueda tener un buen trabajo, una buena pareja, hijos, que tenga herramientas para sortear. ¿Es eso lo que queremos?

Si eso es lo que queremos vamos mal, deberíamos querer que nuestro hijo sea feliz y a ser posible con independencia de las circunstancias que atraviese en su vida. Eso lo conseguiréis a través de la meditación.

Pero no voy a hablar aquí de meditación o crecimiento espiritual, sino de un concepto Japonés llamado Ikigai, que está relacionado con los estudios o carrera profesional que coja el adolescente y con sus talentos.

Ikigai es un concepto japonés que no tiene una traducción literal, pero puede definirse como «la razón de vivir» o «la razón de ser», lo que hace que la vida valga la pena ser vivida. Todo el mundo, de acuerdo con la cultura japonesa, tiene un ikigai.

Significa encontrar un propósito a nuestra vida, con el que hagamos dinero y con el que seamos felices.

Encontrarlo requiere de una búsqueda interior, profunda y a menudo prolongada. Esta búsqueda se considera de mucha importancia, ya que se cree que el descubrimiento del propio ikigai trae sentido de la vida, y a su vez un motivo de satisfacción con la vida. De ahí la importancia de la meditación.

Si los occidentales tuviéramos en cuenta la búsqueda del ikigai seríamos todos más felices, más longevos y más productivos. Pero al igual que lo que dije con la meditación, nuestros políticos son para echarles de comer a parte.

El conseguir el Ikigai supone realizarse a sí mismo, encontrar una razón a la vida, prosperar, superarse. Eso se consigue sólo con meditación, siendo proactivo y buscando el crecimiento personal.

A continuación, pondré el diagrama del Ikigai para luego explicarlo.

Pasión. Cuando consigues hacer las siguientes lo que te gusta, lo que te motiva y lo que eres bueno, lo que llamaré luego talento, nos da pasión y nos hace vibrar en la vida, nos hace felices. Sin embargo, no tiene por qué darnos de comer. Es el caso de músicos y artistas, que muchos de hechos hacen lo que les gusta, los que les motiva, son buenos en ello, trabajar en ello les hace felices, sin embargo, esto no tiene por que darles de comer.
Carrera de éxito. Cuando alineamos lo que somos buenos y por lo que nos puede pagar eso da una carrera de éxito. Eso significa simplemente que eres bueno y te pueden pagar por ello, por lo que irás ascendiendo en la jerarquía profesional, pero eso no tiene que ver con la felicidad, ni con la pasión. En función de este punto es cómo está montado el sistema educativo y laboral occidental, para que ganes dinero, para que ganes más dinero si eres bueno y asciendes, pero nada tiene que ver con la felicidad. En España como encima la gente no es buena en sus profesiones y es mediocre, se quedan estancados en sus puestos de trabajo, resignados a la vida y siendo infelices.
Misión. Cuando se une lo que a ti te gusta y lo que el mundo necesita aparece la misión. Ya no te mueve la pasión como vimos antes, lo que te mueve es el mejorar el mundo, hacer que las cosas cambien, buscar el bien para todos. Es lo que mueve a los religiosos, a algunas personas de partidos políticos. Esto no tiene por qué dar dinero, y si bien es muy enriquecedor, al faltar la parte económica y la parte de pasión, no da la felicidad.
Vocación. Cuando se une lo que el mundo necesita y por lo que te pueden pagar aparece la vocación. Haces lo que el mundo necesita y te pagan por ello, pero no haces lo que a ti te gusta, lo haces porque te mueve algo más allá. Éste podría ser el caso de personas en ONGs que estén bien pagadas y hacen lo que tienen que hacer por ayudar al mundo.

Si consigues alinear Pasión, Carrera de éxito, Misión y Vocación, entonces alcanzas el Ikigai. Que no es otra cosa que intentar alinear los cuatro elementos que acabamos de ver:

Lo que a ti te gusta
Lo que eres bueno
Por lo que te pueden pagar
Lo que el mundo necesita

Cuando consigues el ikigai no sólo eres feliz, no sólo tienes propósito, no sólo tienes una misión en la vida, no sólo ganas dinero, es mucho más. Eres un ser completo en todos los áreas y tendrás una vida económica y emocional muy por encima de tu entorno.

No es un concepto espiritual, es un concepto práctico de alinear las motivaciones de una persona. Al alinearse todas las motivaciones se consigue propósito en la vida, se tiene más energías, se es resiliente, se crece personalmente, se llega más lejos, dejan de haber problemas y éstos se convierten en obstáculos, etc.

Es decir, se consigue una vida plena y feliz.

En la segunda parte tenemos el caso de José (los estudios y la presión de los padres), que tiene un talento natural para dibujar y el diseño gráfico. No sólo dibujaba bien, sino que sabía usar los principales programas de diseño gráfico, sin embargo sus padres querían que fuera a la universidad. José es un claro ejemplo de una persona que podría conseguir el Ikigai si es bien guiado, pues tiene talento (es bueno), le gusta, le pueden pagar por ello y si es bueno bastante, y el mundo necesita de diseñadores gráficos para todo tema de publicidad, webs, videojuegos, aplicaciones móviles, etc. ¿No están destruyendo la felicidad de José por emperrarse en que vaya a una universidad donde será una persona mediocre?

Vayamos a los talentos, esas cosas que nuestro hijo hace muy bien porque les gusta antes. El sistema occidental y en especial el español sólo se centra en la memoria y si acaso en la inteligencia. Medimos a los adolescentes por una nota, cuando sus softskills (hablaremos de ellas en la siguiente sección) y sus talentos van a ser mucho más importantes tanto para su desarrollo profesional como para su felicidad.

Tener talento va más allá, de saber pintar, cantar, escribir. El instituto Gallup realizó una encuesta demostrando que tenemos algunos de los 34 talentos que refleja su tabla. Iniciar, analizar, organizar, liderar, comunicar, competir, tener prudencia, empatizar, armonizar, focalizar, reparar, sentir, y tener estrategia entre muchos otros.

¿Pero sabéis que es lo que me parece verdaderamente increíble? Que si queremos desarrollar algún talento que no poseemos sólo tenemos que practicar mucho, esforzarnos y verlo como un reto. De esta manera, conseguiremos nuevos talentos que desconocíamos y que creíamos que jamás podríamos tener.

Bueno, pues yo voy a abrir todavía más el enfoque a lo que hace el instituto Gallup. Por talento entiendo todo aquello que se nos de bien, sea lo que sea. Es decir que cuando hable de talentos no estaré hablando de lo que tú tienes en la cabeza de tocar bien la música, ser bueno en matemáticas, pintar bien, etc, estaré hablando de todo aquello que se le de bien al adolescente (por tonto que parezca) y que realmente le guste.

Una vez detectado un talento, si además le gusta al adolescente, entonces es una pasión y hay que fomentarla. Ya habrá tiempo de ver cómo podemos hacer que eso sea para que pueda vivir de eso, pero como mínimo el adolescente se merece un cierto apoyo en desarrollar sus talentos y un cierto reconocimiento. Si no reconocemos lo que él sabe que se le da bien, ¿qué mensaje le estamos mandando?. No me atrevo a contestar, pero uno malo seguro.

¿Cuántos Mozart, van Gogh, Davinci, mueren en la adolescencia?

Pero te he hablado desde tu prisma de ver las cosas para que lo entiendas, ¿cuántas personas un talento (el que sea, por tonto que sea), quedan apagados en la adolescencia?. Muchos, muchos y muchos.

Es más, nosotros probablemente no conozcamos los talentos de nuestros hijos y nuestros hijos no se den cuenta de sus talentos, bien porque los tengan innatos o porque les parezca una tontería.

De mis hijos yo he detectado la inteligencia de mi hijo Javier y el talento que más me ha sorprendido es que mi hija Lucía no sólo es madura para su edad, sino tiene la capacidad de ver las situaciones entre personas con una perspectiva que muchos adultos no tienen. Quiere de momento estudiar psicología, y estoy encantado, porque quiere estudiar algo relacionado con su talento, algo que le gusta va a estar alineado con lo que le vayan a pagar por ello.

En mi caso no había escrito ningún libro hasta los 43 años, y ya llevo cuatro. Ese talento natural que tenía quedó indetectado por mis padres y por mí hasta que una editorial me pidió hacer un libro sobre gestión del tiempo.

Adolescentes buscad el Ikigai

Adolescentes lo que os gusta hacer y lo que se os da bien debéis de hacer todo lo posible por que vuestros padres os ayuden a potenciarlo al menos como actividad extraescolar. Intentad ver cómo os podríais ganar la vida con algo relacionado a vuestro talento, porque si podéis hacerlo como en el caso de José, ese debería de ser el camino que deberíais tomar. Si vuestros padres no os hacen caso, hablad con un profesor o pedid ver a un profesional que os oriente.