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La comunicación entre padres y adolescentes
En la adolescencia los niños dejan de comunicarse con sus padres y la comunicación de sus problemas, intereses, gustos, etc pasa a ser con sus amigos.
No somos amigos de nuestros hijos como pretendía el padre de Guillermo (parte II, primer día del cole las suertes), sino somos sus padres y por tanto tenemos que entender que ya no nos cuentan todo, pero esto es natural. Tenemos que entender que el tipo y forma de comunicación con ellos ha cambiado, no porque nuestros hijos sean así, sino porque es parte de la adolescencia.
En esta etapa como vimos, el objetivo es que haya buena comunicación con los adolescentes y crear un clima de confianza con ellos para que podamos acompañarles en lo que ellos quieran y podamos ayudarles en situaciones complejas como veremos en la parte II historias de las situaciones.
Acosándoles a preguntas y pretendiendo controlar todo lo que hacen nuestros hijos, lo único que conseguiremos es que ellos se revelen contra nosotros y se vayan cerrando cada vez más. Sin embargo, si aprendemos a comunicarnos bien con ellos podemos crear un clima de confianza y un clima donde ellos cuenten con nosotros para algunas cosas y que tengan la seguridad de que les ayudaremos ante cualquier problema.
La buena comunicación y el clima de confianza les da seguridad, y si se combina con independencia hará que el adolescente madure más rápidamente y con más cabeza, pues se siente seguro y arropado por sus padres a la vez que independiente para tomar decisiones.
Para que se cree ese clima de confianza debemos dejar al adolescente que se abra dentro de sus posibilidades y preguntarle lo que queremos siempre respetando que a lo mejor no quiere contar más. Los momentos de comunicación son momentos donde escucharemos mucho y hablaremos poco, tratando de no juzgar, recriminar al adolescente, pues si se siente juzgado y recriminado, la próxima vez no se abrirá. Ya tendremos otra ocasión de hablar de los temas, cuando el adolescente está contando algo, él es el protagonista y debe seguir siéndolo.
Cuando ellos hablan tienen que sentir que les escuchamos, que les comprendemos (aunque no lo hagamos) y que le apoyamos. Sólo intervendremos a ser posible en formato preguntas en vez de en formato reprimenda, cuando veamos situaciones que consideremos peligrosas.
Para mí lo más importante de esta etapa no es si mis hijos se comunican mucho o no conmigo, aunque tengo suerte y lo hacen bastante. Lo importante es que se sientan seguros y que pueden hablar de cualquier tema por peliagudo que sea, porque lo que a mí me interesa no es saber su día a día (que me encantaría me lo contasen con pelos y señales, pero no lo hacen), sino que cuando tengan un problema serio como los que veremos en las segunda parte, puedan acudir a mí sin miedo a enfados o castigos, sino con la esperanza de buscar una solución.
He dicho que mis hijos se comunican bien conmigo y esto es medio verdad, lo hacen cuando están conmigo. Cuando están con mi exmujer apenas hablan por teléfono. Pero he tenido que aprender a respetar su espacio y reprimir mis ganas de hablar con ellos, pues si les fuerzo solo conseguiré que se cierren más.
Si os fijáis los padres de Javier con los 100g de Marihuana, tras consultar a un especialista, decidieron no mostrar su enfado, frustración, miedo, etc, a su hijo, sino que optaron por ser comprensivos y sacar algo positivo de la situación que era que no volviera a tener problemas con la policía y que dejase de ver a Pedro (Parte II, los 100 gr de Marihuana). Esto podría ser un buen ejemplo de cómo abordar una situación teniendo en cuenta la ley de la conducta.
Cuando estamos enfadados, nuestro cuerpo y nuestra mente se pone a la defensiva y a la ofensiva, dejamos de escuchar al otro y somos menos racionales, por eso las conversaciones en este tipo de estado son pobres, superficiales y normalmente se mezclan con otros temas. Es por esto, que a veces es mejor no tratar determinadas situaciones en caliente y dejar que los sentimientos se apaguen para tener una conversación más constructiva.
Cuando tenemos que afrontar un problema importante, tenemos que tener claro en la mente qué queremos sacar de ella, seamos los padres o seamos los adolescentes. Con un objetivo en la mente podremos obviar los detalles menos importantes y centrarnos en lo que realmente importa, que es sacar nuestro objetivo.
La comunicación en los problemas muy serios
Adolescentes
Adolescentes, cuando tengáis un problema muy serio que no sepáis resolver debéis acudir a un adulto para que os guíe y si es necesario para que os ayude. Lo ideal es que se lo contéis a vuestros padres, pero tengo claro que en una gran parte de casas esta opción es inviable porque no hay buena comunicación, vergüenza, miedo al castigo, etc. En esos casos habladlo con un profe del cole con el que os llevéis bien o con el tutor, él podrá guiaros y si estima oportuno involucrará él vuestros padres, él puede abrir la conversación sin que tenga perjuicio para vosotros.
Los amigos os pueden escuchar con los problemas, pero en los importantes, no podrán ayudaros y probablemente sus consejos tampoco serán los mejores del mundo porque no tienen la experiencia de un adulto de cómo afrontar problemas complejos.
El tener problemas que no cuentas como le pasó a Enrique con el Viejo de Discord (parte II, Discord y las redes sociales), sólo te puede llevar a estar mal, hasta el punto que puedes llegar a entrar en depresión e incluso querer suicidarte como le pasó a Enrique (parte II, el suicidio de Enrique). No contar las cosas a un adulto lo único que hace es agravar sus consecuencias de esa situación, prolongarlas innecesariamente, os sentís sólos, vulnerables e incluso pueden llegar a producir daños psicológicos que acarrearéis durante toda la vida.
Si algo os preocupa hasta el punto de no os sentís bien y lleváis semanas con esa preocupación, no lo dudéis recurrid a un adulto, el podrá ver si es serio o no y os podrá orientar y guiar.
Guardarse las cosas hasta que estas desaparezcan por sí solos es malo, no sólo porque se sufre durante un tiempo innecesario, no sólo porque se puede enquistar y producir daños psicológicos, es malo porque os enseña que en la vida hay que ignorar los problemas y esperar a que se vayan.
Ya hemos dicho que sois adolescentes independientes, proactivos, bueno pues ahora os toca serlo y eso se hace pidiendo ayuda. Esto no es símbolo de debilidad, todo lo contrario, es símbolo de madurez y fortaleza.
Para que lo entendáis, vuestros padres en el trabajo, el jefe es el equivalente al padre, el buen empleado, cuando se encuentra un problema grave que no puede solucionar, siempre se lo dice al jefe, no porque él sea más listo, sino porque es lo que tiene que hacer y porque el jefe tiene más recursos disponibles para encontrar soluciones al problema.
Vuestros padres tienen más recursos disponibles que vosotros, por un lado, la experiencia que dan los años (ya lo dice el dicho: mas sabe el diablo por viejo que por diablo), por otro la madurez y por otro recursos de adultos como abogados, burafaxes, policía, que vosotros no tenéis y ni llegáis a pensar que vuestros padres los tengan disponibles.
Y si decidís no hacerme caso y no contárselo a nadie por lo menos contádselo a vuestro mejor amig@. Él probablemente no pueda daros solución, pero por lo menos no lo guardáis todo dentro. Cuando las cosas no se hablan, no se comunican, la mente es como una olla a presión, el problema crece y crece hasta que estalla. Al contárselo al menos a algún amigo, al menos liberáis parte de esa presión.
Mejores amig@s, si veis que el problema de vuestro amigo es muy grave comentádselo a vuestros padres o a un profesor sin decir el nombre de vuestro amig@, a ver qué recomendaciones os dan. Así podréis ser de gran ayuda a vuestro amig@ porque le podréis aportar soluciones de adulto.
La violación de Nacho a Ana (parte II, la violación por el novio), os podría parecer no tan grave debido al calentón del momento. Muchas chicas en situaciones similares o más leves, no lo cuentan, pero si no son correctamente tratadas correctamente por un psicólogo podrían condicionar de por vida a las relaciones que la chica tenga con los hombres. Por la parte de Nacho si no se actúa con él duramente, es muy probable que vuelva a reincidir y hacer daño a otras adolescentes, así como mantener ese tipo de conductas en su edad adulta.
El si os fijáis en la historia (del libro padres y adolescentes), Nacho no era consciente del grave daño que estaba haciendo a Ana, si eran novios, se querían y estaban desnudos, y ya sabemos que a veces las chicas dicen no queriendo decir sí (Cuidado NO es siempre NO). Él llevado por el momento y por su testosterona y el alcohol ignoró las órdenes de Ana y se dejó llevar. Eso hay que castigarlo desde la adolescencia, pues si no se crean adultos que no respetan a las mujeres y no aceptan un no por respuesta.
Padres
Cuando ocurren problemas serios a nuestros hijos, muchos padres se echan la mano a la cabeza y se preguntan que ¿cómo es posible que no nos lo haya contado?
Pues es normal, no tenéis una buena comunicación con vuestros hijos y no habéis propiciado un clima de confianza con ellos.
Debido a que les estáis martirizando continuamente con cosas, ellos se cierran en sí mismos y dejan de ver a los padres como un apoyo y les empiezan a ver como un enemigo.
Es por esto que me repetiré tantas veces sea necesario, tenemos que conseguir que nuestros hijos acudan a nosotros cuando necesiten ayuda, consejo y al menos, cuando tengan un problema grave.
Mirad la cantidad de discusiones que tenéis con vuestros hijos, y teniendo en cuenta los objetivos de la adolescencia que vimos, ¿son todas necesarias?, ¿podemos abordarlas de forma distinta y más constructiva?, ¿necesitamos ayuda para aprender a comunicarnos con nuestro hijo?
Tened en cuenta que la comunicación y confianza de nuestros no se consigue de la noche a la mañana, es consecuencia en parte de cómo se ha tratado la niñez y cómo lo estamos haciendo ahora.
Si las relaciones están demasiado rotas, entonces os recomiendo que vayáis a un psicólogo de familia para que a los padres os ayude a tratar a los hijos y a los adolescentes a aceptar determinadas cosas.
Cuando nos enfrentamos a problemas realmente serios como la Marihuana de Javier (parte II, 100gr de María), el intento de suicidio de Enrique (parte II, el suicidio de Enrique), la violación de Ana (parte II, violación por el novio), el Bulliying de José (parte II, José y el bulliying); debemos ser inteligentes y no dejarnos llevar por la emoción de matar al adolescente. Lo que tenemos que hacer lo primero es tranquilizar al adolescente, decirle que no pasa nada, que se arreglará y conversar con él para sacar la mayor información posible. Una vez tenido el contexto del problema tenemos que mantener la mente focalizada en el problema y cómo hacemos que el problema no siga afectando a nuestro hijo.
Si no se requiere acción inmediata, lo mejor es apuntar las soluciones que se nos ocurren y volver a pensar sobre ellas al día siguiente, con la mente más calmada.
Es al día siguiente (o en unas horas), cuando todos tengamos todos el ánimo más calmado, es cuando hablaremos con el adolescente sobre su responsabilidad en el problema. Y será ahí donde le podamos de forma lo más calmada posible (el ya tiene suficiente con el problema) donde le indicaremos qué hizo mal, cómo debería haber actuado, qué hemos pensado hacer para solucionarlo y si fuera procedente explicarle el castigo que le pongamos.
Cuando nos cuentan una situación grave, de nada vale regañar o castigar al adolescente, él ya está sufriendo, y está suficientemente avergonzado y acojonado, que le entrarán las cosas que le digamos por un oído y le saldrán por otro.
Pero los padres nos empeñamos en hacerlo mal y empezamos por el final, el castigo y reprimenda y terminamos por el principio, comprender y tranquilizar al adolescente.
En el caso de esta historia, lo importante era lidiar con los 100g de Marihuana, con la violación de Ana, con el intento de suicidio Enrique, el Bulling de José, con el accidente de Pedro, etc. Luego ya podremos ver qué llevó a ello y cómo ha actuado nuestro hijo, y por tanto decidir qué hacer. Pero eso viene luego, lo primero es sacar información, consolar a nuestro hijo, hacer que se sienta arropado y enfocarnos en solucionar el problema.
Padres: Trato de los adolescentes a los adultos.
Los adolescentes tienden a no controlar sus respuestas a los adultos, son como botellas de Cocacola que cuando las agitas y las abres saltan por todos lados. Ellos están concentrados en lo que estén haciendo, jugando a videojuegos, Instagram, YouTube, oyendo música y cuando les hablamos tendemos a interrumpirles siempre.
A un adulto cuando se le interrumpe repetidamente cuando está concentrado, también tiene tendencia a contestar mal, pero se reprime y no lo hace. Aunque no nos demos cuenta, nosotros estamos constantemente interrumpiendo a nuestros hijos, que si recoge, que si me ayuda con algo, que ponte a estudiar, etc.
Es por esto por lo que debemos buscar fórmulas para interrumpirles menos veces, pero que el adolescente haga todo lo que queremos que haga. Es buscar el momento, como un cambio de actividad y si es necesario podemos fijar un momento del día en el que nos tienen que hacer caso.
Cuando el adolescente nos contesta mal, no lo hace de forma personal como se pensaba la abuela de Paula (es decir mi madre), lo hace porque no se aguanta así mismo y le estamos molestando.
En mi opinión ciertas respuestas hay que aceptarlas como parte de la adolescencia y no darles más importancia, porque si se las damos, cada respuesta será una discusión y nos alejará de tener una buena comunicación con el adolescente.
Cuando la respuesta del adolescente sea excesiva u ofensiva, ahí sí, no debemos permitirla, en el momento le paramos y luego cuando el niño esté calmado hablamos del tema con él y le explicamos que su comportamiento no ha sido adecuado.
No tiene sentido hablarlo en el momento en nos dé una respuesta demasiado subida de tono u ofensiva, porque el adolescente estará a la defensiva y no escuchará. En ese momento simplemente tenemos que pararle los pies, a ser posible de forma calmada y decirle que así no se habla a sus padres.
Pasado un rato, cuando el adolescente tenga un momento en el que pueda ser más receptivo, hablaremos con él. Le explicaremos que esa conducta es inaceptable y que no puede tratar así a sus padres y si corresponde, será el momento del castigo. Pero si viene castigo, vuelvo a lo que vimos antes de las reglas claras, una regla clara es tratar a los padres con respeto y si no lo hace toca castigo. Si somos sistemáticos con esto, los adolescentes tendrán mucho más cuidado a la hora de hablarlos.
Pero me gustaría hacer un comentario, los adolescentes dan malas respuestas y desaires por la propia adolescencia, creo que cierto nivel se debe de permitir para dejar al adolescente lo más tranquilo posible. Es cada uno, en su casa, el que pone a partir de qué límite es inaceptable y qué consecuencias tiene dar una mala contestación.
El adolescente no da respuestas por maldad, porque odie a sus padres, las da porque no se aguanta y no aguanta que le saquen de lo que está haciendo. Nosotros somos los adultos y tenemos más herramientas, tenemos que tener la suficiente madurez y gestión emocional para que sus contestaciones no nos afecten emocionalmente y poder responder con cabeza a la situación que tengamos delante.
No podemos hacer como la abuela de Paula (mi madre) de tomar los desaires, las no contestaciones, las contestaciones con desaire, etc, de forma personal, lo tenemos que tomar como parte de su desarrollo de su identidad. No podemos hacer que la actitud de nuestro adolescente gobierne nuestro estado de ánimo, ni nuestra propia actitud, nosotros somos los que elegimos si nos afecta y en qué medida. Si te pasa como a mi madre y piensas que tu hijo te odia, para y mírate el ombligo, a lo mejor estas siendo tú el que causas ese comportamiento y si realmente lo quieres cambiar no te limites a leer este libro, lee libros sobre adolescentes.
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