Es muy frecuente que las personas confundan un síntoma de un problema con la propia causa del problema. Esto hace que la gente tienda a solucionar el síntoma, y por lo tanto el problema seguirá allí.
Esto es como cuando tenemos una infección y simplemente nos dan un antitérmico. Es posible que mejoremos momentáneamente, pero al no tratar la infección esta se irá haciendo cada vez más grave.
Lo que hay que hacer es analizar lo que vemos que está mal y buscar los posibles motivos de que puede que hagan que eso esté ocurriendo. También es conveniente buscar otros pequeños síntomas, que aunque puedan parecer irrelevantes, puestos todos en conjunto nos pueden ayudar a encontrar la causa del mal.
Vamos, que cuando nos enfrentemos a un problema, no debemos sacar conclusiones precipitadas y pensar que lo que vemos es lo que tenemos que solucionar. Tenemos que ser capaces de ver más allá por si hay alguna causa que esté haciendo que las cosas sean como las vemos. Si la hay, esa causa es la que tenemos que remediar.
Es decir, que tenemos que sacar el pequeño médico que tenemos dentro.